Despierten políticos....despierta Perú !!
Estimados amigos, he mantenido una actitud de crítica constructiva hacia las acciones tomadas por el Ejecutivo a través de la crisis de la presente pandemia, sin embargo, luego de escuchar los anuncios dados recientemente por nuestro Presidente y contrastarlos con la realidad que se vive en la calle, es indudable que se cometieron errores y que es impostergable aprender la lección que nos deja esta crisis sanitaria.
El derecho a la vida esta considerado en nuestra Constitución como un derecho fundamental y entre los Derechos Sociales tenemos el derecho a la salud, que por su naturaleza se encuentra articulado con el derecho a la vida indudablemente y por ende, atender y garantizar la salud de todos los peruanos, es un deber impostergable del Estado. Sin embargo hoy, después de 200 años de vida republicana; políticos, empresarios y ciudadanos se dan cuenta del grave abandono en que ha estado el sistema de salud en nuestro país.
Estas limitaciones en nuestro sistema de sanidad pública nos afecta a todos por igual ? por supuesto que no. Como es de esperar, los sectores socio-económicos medio y alto tendrán siempre la opción de recurrir al sistema privado, pero la inmensa población nacional, no. Esta realidad está más que evidenciada en la crisis del C19: la mayor parte de los enfermos han buscado ayuda en los hospitales del Estado haciendo colapsar un precario sistema de salud desprovisto de las herramientas necesarias para enfrentar esta crisis.
Lima concentra 73 % del personal médico, el 48 % de las camas hospitalarias y 1/3 de la población del Perú con un 32 % de necesidades básicas insatisfechas. En el resto del Perú las brechas de desigualdad son críticas con respecto a Lima, especialmente en la zona rural donde el 57 % adolece de necesidades básicas insatisfechas. Sin embargo, el gobierno asumió la atención de la pandemia con un mismo criterio olvidándose que el Perú es un país no sólo de enormes desigualdades socio-económicas sino también, culturales , geográficas, tecnológicas y lingüísticas. Tomemos este último aspecto para ejemplificar las enormes dificultades. Parte de la estrategia contra el C19 consiste en mensajes a la población respecto a los hábitos de higiene y distanciamiento social, pero resulta que en el Perú tenemos 47 lenguas originarias reconocidas, me pregunto entonces si las recomendaciones llegaron satisfactoriamente a la población objetivo.
El C19 constituye una crisis que afecta la salud de la población y para afrontarla correctamente se requiere de la participación de científicos de primer nivel para la solución del problema médico y el involucramiento de científicos sociales dados los efectos del mismo en la población. Sin embargo, el ejecutivo optó por una solución más política, dejando de lado criterios técnicos y aquellos que consideraban una mayor participación de las fuerzas del orden. Esto explica las marchas y contramarchas en sus decisiones. Así pudimos ver que ayer, luego del mensaje del Presidente Vizacarra en el que que se anunció la extensión de la cuarentena por casi 40 días más, la gente salió a las calles a vender lo que sea para sobrevivir, en una clara muestra que para ellos la cuarentena terminó, porque el hambre y la necesidad es más fuerte que el riesgo a enfermarse. . Una cosa es mandar a su casa a los ciudadanos de un país del primer mundo y otra cosa es mandar a su casa a una población con una economía mayoritariamente informal.
Hoy en día cualquiera se considera político, cualquiera quiere gobernar. Pero para gobernar bien un país, una región o una comunidad hay que conocer bien a su gente, su territorio, en fin su realidad y para eso hay que ensuciarse los zapatos. No se puede gobernar el Perú desde Lima . Lamentablemente, la razón de hacer política se ha distorsionado, los partidos políticos en su mayoría carecen de doctrinas y principios sólidos y se han llenado de improvisados y oportunistas que en vez de trabajar por la Patria, trabajan para sus propios intereses.
Finalmente quiero señalar, que si bien la responsabilidad mayor para hacer frente a esta crisis del C19 es del Ejecutivo, los gobiernos regionales, provinciales y locales debieron también hacer lo suyo, pero de lejos de ser una herramienta eficiente para atender las necesidades de la población, constituyeron un medio de corrupción. Los escándalos con las canastas alimentarias han sido el pan de cada día. Un gran problema que ha tenido que afrontar el gobierno central es la entrega rápida de la ayuda a la población vulnerable, pero ¿ quién mejor que los gobiernos locales para conocer a su población y su problemática ? ellos deben de contar con los padrones actualizados. Sin embargo su actuación ha sido lenta y con grandes errores en la distribución, salvo honrosas excepciones. Insisto en que los gobiernos regionales deberían desaparecer, pues la verdadera regionalización nunca se llevó a cabo. Las regiones políticas se formaron sobre los departamentos pre-existentes. Sólo han servido para alimentar a una burocracia en la que se van miles de millones a nivel nacional y que además es incapaz de gestionar con eficiencia y honradez los ingentes presupuestos asignados.Reasignar estos recursos entre las municipales provinciales y distritales tal vez sería una buena medida hasta lograr una verdadera regionalización.
El derecho a la vida esta considerado en nuestra Constitución como un derecho fundamental y entre los Derechos Sociales tenemos el derecho a la salud, que por su naturaleza se encuentra articulado con el derecho a la vida indudablemente y por ende, atender y garantizar la salud de todos los peruanos, es un deber impostergable del Estado. Sin embargo hoy, después de 200 años de vida republicana; políticos, empresarios y ciudadanos se dan cuenta del grave abandono en que ha estado el sistema de salud en nuestro país.
Estas limitaciones en nuestro sistema de sanidad pública nos afecta a todos por igual ? por supuesto que no. Como es de esperar, los sectores socio-económicos medio y alto tendrán siempre la opción de recurrir al sistema privado, pero la inmensa población nacional, no. Esta realidad está más que evidenciada en la crisis del C19: la mayor parte de los enfermos han buscado ayuda en los hospitales del Estado haciendo colapsar un precario sistema de salud desprovisto de las herramientas necesarias para enfrentar esta crisis.
Lima concentra 73 % del personal médico, el 48 % de las camas hospitalarias y 1/3 de la población del Perú con un 32 % de necesidades básicas insatisfechas. En el resto del Perú las brechas de desigualdad son críticas con respecto a Lima, especialmente en la zona rural donde el 57 % adolece de necesidades básicas insatisfechas. Sin embargo, el gobierno asumió la atención de la pandemia con un mismo criterio olvidándose que el Perú es un país no sólo de enormes desigualdades socio-económicas sino también, culturales , geográficas, tecnológicas y lingüísticas. Tomemos este último aspecto para ejemplificar las enormes dificultades. Parte de la estrategia contra el C19 consiste en mensajes a la población respecto a los hábitos de higiene y distanciamiento social, pero resulta que en el Perú tenemos 47 lenguas originarias reconocidas, me pregunto entonces si las recomendaciones llegaron satisfactoriamente a la población objetivo.
El C19 constituye una crisis que afecta la salud de la población y para afrontarla correctamente se requiere de la participación de científicos de primer nivel para la solución del problema médico y el involucramiento de científicos sociales dados los efectos del mismo en la población. Sin embargo, el ejecutivo optó por una solución más política, dejando de lado criterios técnicos y aquellos que consideraban una mayor participación de las fuerzas del orden. Esto explica las marchas y contramarchas en sus decisiones. Así pudimos ver que ayer, luego del mensaje del Presidente Vizacarra en el que que se anunció la extensión de la cuarentena por casi 40 días más, la gente salió a las calles a vender lo que sea para sobrevivir, en una clara muestra que para ellos la cuarentena terminó, porque el hambre y la necesidad es más fuerte que el riesgo a enfermarse. . Una cosa es mandar a su casa a los ciudadanos de un país del primer mundo y otra cosa es mandar a su casa a una población con una economía mayoritariamente informal.
Hoy en día cualquiera se considera político, cualquiera quiere gobernar. Pero para gobernar bien un país, una región o una comunidad hay que conocer bien a su gente, su territorio, en fin su realidad y para eso hay que ensuciarse los zapatos. No se puede gobernar el Perú desde Lima . Lamentablemente, la razón de hacer política se ha distorsionado, los partidos políticos en su mayoría carecen de doctrinas y principios sólidos y se han llenado de improvisados y oportunistas que en vez de trabajar por la Patria, trabajan para sus propios intereses.
Finalmente quiero señalar, que si bien la responsabilidad mayor para hacer frente a esta crisis del C19 es del Ejecutivo, los gobiernos regionales, provinciales y locales debieron también hacer lo suyo, pero de lejos de ser una herramienta eficiente para atender las necesidades de la población, constituyeron un medio de corrupción. Los escándalos con las canastas alimentarias han sido el pan de cada día. Un gran problema que ha tenido que afrontar el gobierno central es la entrega rápida de la ayuda a la población vulnerable, pero ¿ quién mejor que los gobiernos locales para conocer a su población y su problemática ? ellos deben de contar con los padrones actualizados. Sin embargo su actuación ha sido lenta y con grandes errores en la distribución, salvo honrosas excepciones. Insisto en que los gobiernos regionales deberían desaparecer, pues la verdadera regionalización nunca se llevó a cabo. Las regiones políticas se formaron sobre los departamentos pre-existentes. Sólo han servido para alimentar a una burocracia en la que se van miles de millones a nivel nacional y que además es incapaz de gestionar con eficiencia y honradez los ingentes presupuestos asignados.Reasignar estos recursos entre las municipales provinciales y distritales tal vez sería una buena medida hasta lograr una verdadera regionalización.
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