La Colonia Austriaca de La Esperanza....la navidad....y mis orígenes..
Diciembre debe ser un mes de alegría, pero para mi, este es un mes de sentimientos encontrados, de recuerdos y nostalgias. Es un mes de contradicciones entre el presente que representan los hijos y la pena por el pasado que se fue, por los que ya no están. Los que siguen mi Blog, saben que para mi, escribir es una catarsis y para ello, qué mejor que rendir un pequeño tributo a mi padre y a aquellas familias que decidieron un día dejar sus tierras en busca de un mejor lugar donde empezar una nueva vida. Pero, ¿Qué tienen que ver los colonos con la Navidad y mi origen ?
Luego del fin de la monarquía Austrohúngara, se complicó el panorama político, social y económico en Austria, ésto unido a la gran crisis de 1,929 obligó a muchos austriacos a emigrar en busca de mejores condiciones económicas y laborales. En el Perú, durante el gobierno de Leguía existió una buena predisposición a la conformación de colonias europeas amparadas en la creencia que el trabajo del agricultor europeo era superior a la de los aborígenes peruanos (tema que por supuesto tenía una connotación racista). Es así que en 1,928 Anton Retschek, Ministro Plenipotenciario de Austria en Perú, decide organizar el Proyecto de colonización La Esperanza, en Huaral, en tierras pertenecientes a la familia Graña. Este proyecto se aprobó en Julio de 1,929 procediéndose al envío del dinero para trasladar a 11 familias, que en principio deberían ser agricultores y con hijos sanos y fuertes, mayores de edad. Cosa que en realidad no fue así. La mitad de los colonos resultaron ser niños de menos de 14 años, con los problemas que esto significó luego.
Así, un 28 de noviembre de 1,929 se embarcaron en el vapor Orazio de la empresa de navegación Navigazione Generali Italiana, las familias Dworak, Torker, Reiterer, Deutschmann, Elsensokn, Ebner, Nitterl, Koch Liebminger, Engelbogen y Schabauer y llegaron al Callao justamente la noche de navidad y aquí quiero hacer un pequeño paréntesis de un hecho especial que ocurrió la noche del 24 de diciembre de 1,980.
Esa noche, estando sentados los seis hermanos (algunos mayores otros casi niños aún) alrededor de la mesa con mi madre,mi padre quiso compartir una serie de vivencias durante su vida en la colonia, cosa que antes nunca antes había hecho. Siendo yo una adolescente, sentí que mi padre tenía, por algún motivo importante, la necesidad de darnos a conocer su historia para que no olvidemos nunca de dónde vinimos y valoremos los esfuerzos que tuvo que realizar hasta llegar a formar la familia feliz que éramos. Su narración estuvo cargada de anécdotas de todo tipo pero también de un despliegue importantísimo de valores que nos marcaron para siempre. Tres meses después de aquella navidad, mi padre falleció súbitamente. Su charla de navidad fue su despedida.
Entre los recuerdos que narró y que les he podido dar mejor forma gracias a los datos aportados por la investigadora Milagros Martínez Flener está, su llegada al Callao y su estancia en el Hotel del Migrante (ubicado posiblemente en Chucuito, no he podido verificar este dato) . Allí permanecieron hasta abril de 1,930 ya que no se habían habilitado, ni los espacios ni las condiciones para recibir a los colonos en Huaral. Las condiciones de vida en el hotel eran deplorables y la falta de higiene en la elaboración de los alimentos obligó a las mujeres a preparar ellas misma las comidas. Allí mismo, tres familias desistieron de ir a La Esperanza.
Al llegar a los terrenos adjudicados en la colonia, se encontraron con que sólo era un gran arenal, llenos de salitre y prácticamente, sin agua. Sólo había una casita que tuvieron que sortearla entre las familias. En estas circunstancias, Antonio Graña se comprometió a ayudarlos construyendo en unos meses casas para todos mientras que el Estado les asistía con una pequeña cantidad de dinero, hasta su primera cosecha, calculada en tres años, pero ésto no fue así.
Al año siguiente, luego de ser derrocado Leguía por Sánchez Cerro, se retiró la ayuda económica dado a la grave crisis económica en que se hallaba el país. Esta fue una etapa muy dura para los colonos, algunos desistieron y se dieron al abandono. Otros, como los Schabauer y sus diez hijos decidieron continuar, aunque debieron mandar a sus hijas mayores a Lima para trabajar y ayudar en el sostenimiento de la familia, lo cual menguó la mano de obra disponible para las faenas del campo. Los colonos debieron trabajar en haciendas y además laborar en sus propias tierras. Los niños también trabajaban apañando el algodón.
Contaba mi padre, que el principal problema que tuvieron fue la falta de agua, sólo les daban unas horas, una vez a la semana. No habían canales suficientes y sus tierras estaban a varios kilómetros de la bocatoma, de tal manera, que el agua la transportaban en baldes luego de largas caminatas. Había además mucha xenofobia contra ellos. En meses de estiaje, casi no se les daba agua, se prefería entregarla a los colonos peruanos y sus cultivos se secaban. Aún así, en 1,932 la familia de mi padre obtuvo su primera cosecha .
En 1,935 se creó la Dirección de Aguas e Irrigación del Ministerio de Fomento y ello favoreció a los colonos. Se les dio títulos de posesión y fueron sujetos de crédito. Las tierras se revaloraron sembradas de frutas de primera calidad. Aún hoy los hijos de los Koch permanecen en Huaral cultivando frutas de primera dedicada a la exportación y al abastecimiento de hoteles de primera en Perú. Los demás se fueron yendo, mayormente a Lima. Los Schabauer vendieron sus tierras en 1,940 y se asentaron en el Callao y La Punta dedicándose al negocio ferretero,de mucho auge por aquellos años.
Estimados lectores, éste ha sido un pequeño tributo a ese grupo de valerosos integrantes de una pequeña colonia, poco conocida y valorada como lo fue el Proyecto de colonización La Esperanza (Huaral), en especial a las mujeres y niños que a fuerza de empuje, solidaridad, tenacidad y trabajo corporativo lograron un futuro mejor para ellos y para las familias que formarían luego. Mi reconocimiento especial a mis abuelos, Franz Schabauer Simons y Rosalía Kovats Schabauer y por supusto, a mi querido padre, Otto Schabauer Kovats.
Una historia estremecedora de las muchas que hay en las vivencias de miles de inmigrantes en Perú, mis antepasados europeos, (franceses, italianos y españoles) ; seguro que también pasaron calamidades como las vividas por los tuyos, aunque no he investigado la historia de los míos, estoy seguro que no fueron fáciles sus vidas de adaptación en un país de distinta cultura, idioma, e ideosincracia, y sin ayudas que nunca llegaron a tiempo, ó simplemente no llegaron; pero aún así, fueron capaces de salir adelante creando industrias, contribuyendo al desarrollo y progreso del país y al mismo tiempo de sus familias, consiguiendo un estatus muy digno dentro de una nueva sociedad limeña, ganándose el respeto y la consideración de todos los sectores de la sociedad. Uno de mus antepasados generó tanta importancia que llegó a tener una empresa de taxis, una fábrica de muebles, una funeraria, un stud de caballos de pura sangre, un criadero de galgos, un galpón de gallos de pelea, e inversiones en el ámbito inmobiliario. Todo un rey midas, como muchos de sus conocidos le llamaban.
ResponderEliminarQue interesante Gerardo tu comentario, muy enriquecedor. Te agradezco mucho haberlo compartido por este medio. Un fuerte abrazo!
EliminarBuenas Tardes Sra. Julia Schabauer, no sabe cuánto le agradezco por haber compartido ese relato de su familia, pues también es parte de la historia de mi familia. Soy descendiente directo de la familia Liebminger, que estuvieron en ese trayecto al lado de su familia, mi abuelo estuvo en ese barco rumbo a la Esperanza, junto a su padre, madre y hermanos. Al leer su relato he podido conocer una parte de la historia de mi familia y de las familias que vinieron con ellos, lo mucho que padecieron y lo mucho que lucharon. Y que gracias a ellos pudimos ganarnos un lugar y salir adelante en este país que nos maltrató desde el comienzo. Por favor le agradecería mucho si pudiera compartir más información de la colonia la Esperanza, o alguna información que pudiera tener de mi familia.
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel por tu comentario. La historia de los colonos austriacos estuvo llena de carencias, penas, calamidades pero también de heroísmo por parte de muchos. Lamentablemente no todos pudieron superar las difíciles condiciones. Ellos vinieron a colonizar nuevas tierras pero ninguna familia era de agricultores. La mayoría fracasó en el intento pero quienes lograron superar las adversidades nos dejaron un legado rico en valores y abrieron el camino para la superación de sus descendientes .. Un fuerte abrazo
EliminarBuenos días señora Julia Schabauer, debo decirle que su blog me inspiró. Hace poco descubrí que mi tatarabuelo era Franz Schabauer, papá de mi bisabuelo Alfredo Schabauer. Quisiera saber más sobre la historia de mi familia, porque por mucho tiempo no supe nada de ellos por otros temas familiares. Espero su respuesta.
ResponderEliminarQué gusto saber de ti. Alfredo era hermano mayor de mi padre. Cuando gustes contáctame por messenger para darte mi celular
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