Entre el estrés postraumático y el estrés político

 Si bien la notable caída en el número de contagios y de fallecidos nos genera una sensación de alivio, hay un efecto silencioso que seguramente cualquier observador acucioso lo podrá advertir en las publicaciones de muchas personas en las redes. Se trata de un conjunto de diferentes síntomas, como falta de energía para realizar cualquier tipo de actividad, mareos y problemas de memoria, entre otros. Intrigada por la recurrencia de los casos, decidí investigar y me percaté que se trataba de un problema de salud conocido como "Fatiga crónica" que suele presentarse luego de largos períodos de estrés, sin embargo existen también otras causas como, infecciones virales y alteraciones en el sistema inmunológico. Esta llamada "Fatiga crónica" afecta a personas de todas las edades, desde los niños hasta los adultos, siendo  más numerosos los casos entre mujeres de 40 a 60 años.

En el Perú, la cuarentena -cuya vigencia, a decir por los expertos en salud, debe ser lo más corta posible- ha sido muy larga, sin duda entre las más largas a nivel mundial. Es esperable entonces que este largo confinamiento y las diversas restricciones hayan afectado la salud mental de un importante sector de la población que aún permanece invisible para el Gobierno, cosa que no sorprende porque la salud mental ha sido desatendida desde siempre. Sin embargo, ahora, es necesario tocar este delicado tema, no sólo por una cuestión de salud pública sino también por sus importantes afectaciones en la economía.

El tiempo de duración de una cuarentena, según lo entiendo, va asociada al periodo de incubación de la enfermedad y su correcta aplicación debe darse en un contexto de una estrategia acertada. No se trata de confinar a la gente así porque sí pues sus efectos podrían ser peor que la enfermedad. Lamentablemente, estrategia y liderazgo, han sido los talones del Gobierno en la lucha contra la Covid-19.. Los profesionales de la salud indican que lo ideal es imponer, de inicio, una cuarentena severa pero por el menor tiempo posible y luego hacer uso de ciertas restricciones y recomendaciones. Asimismo señalan que una cuarentena mayor a los 10 días, ya tiene consecuencias en la salud de las personas. Una cuarentena larga se justifica sólo en circunstancias de excesiva gravedad. Lo ideal es recurrir, vía campañas educativas, al autoconfinamiento como resultado de una libre elección de los ciudadanos como parte del cuidado de su salud.

Durante una cuarentena las personas no sólo ven restringida su libertad sino también su capacidad de relacionarse socialmente, sobretodo con sus seres queridos. Ello, sumado a la falta de actividad física, ocasiona diferentes efectos psicológicos, como ira, insomnio, depresión, ansiedad, confusión, abuso de alcohol y miedo. Pero este miedo, no es sólo a la posibilidad de contagiarse del coronavirus sino también, a las afectaciones económicas que podrían devenir por las medidas restrictivas para controlar la enfermedad y no es para menos, el INEI indicó que en el segundo trimestre del 2020 se perdieron en el Perú, cerca de 7 millones de empleos, muchos de ellos irrecuperables pues las empresas cerraron. Igualmente, muchos proyectos de emprendedurismo se vieron afectados por la crisis sanitaria.

Pero, la sociedad peruana no ha sido convulsionada solamente por un factor sanitario sino también por los vaivenes en un ambiente político impactado por la corrupción al más alto nivel, tanto en el Ejecutivo, como en el Judicial y en el Legislativo. Ello conlleva lamentablemente, a la inestabilidad política y económica pues estas condiciones ahuyentan a los inversionistas generándose así mayor zozobra en las precarias economías de muchos peruanos, sobretodo de aquellos que gozaban de un empleo formal y que obligados por las circunstancias tendrán que migrar al sector informal, que según el IEP podría pasar del 80 %. Importante es tener en cuenta que con la pérdida del empleo formal, las personas quedan desprotegidas de sus beneficios sociales vulnerándose aún más, su delicada situación.

Luego de estas reflexiones me pregunto, ¿ A qué más tendremos que sobreponernos los peruanos ?. En menos de tres años hemos tenido dos Presidentes de la República. En el 2018 a  Kuczynski no le quedó más que renunciar presionado por el Congreso, sobretodo a raíz del indulto conferido al expresidente Alberto Fujimori. Luego de eso, Vizcarra asume la Presidencia del país cerrando el Congreso al año siguiente del inicio de su mandato .Este Congreso, sin embargo, intentó suspenderlo de sus funciones llegando a juramentar como nueva Presidente, Mercedes Araoz. Instalado el nuevo Congreso, éste ya tiene en proceso la presentación del segundo intento de vacancia. Veremos en qué termina ésto, pero lo que sí sabemos, es que los peruanos somos resilientes y que no habrá virus, ni político que puedan derrotarnos.



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