Ser mujer en Afganistán
A pesar de los tiempos turbulentos que vivimos en nuestro país, es imposible, como mujer y como madre, pasar por alto los graves y penosos hechos que vienen aconteciendo en Afganistán. En el Perú, las mujeres seguimos luchando por conseguir la plena igualdad de derechos, posibilidades y oportunidades respecto a los hombres así como la erradicación de la violencia contra la mujer. Ciertamente, mucho hemos avanzando, pero lo que viene ocurriendo en Afganistán es un llamado de atención sobre lo mucho que falta aún por hacer en el mundo para lograr el respeto a la dignidad de las mujeres y a la posibilidad de optar por las mismas condiciones de vida de los hombres.
En el Perú las mujeres hoy en día, gozamos de una serie de prerrogativas y libertades ( no siempre fue así, por supuesto ) de tal manera trabajar, estudiar, salir solas, elegir nuestras prendas de vestir e inclusive detalles tan pequeños como pintarnos las uñas, parecen asuntos normales, naturales. Podemos elegir entre casarnos o convivir, tener hijos o no y hasta tenemos la opción de llegar a ser autoridades y pensamos equivocadamente que así es o debería ser en el mundo, pero no lo es. Lo que está ocurriendo en Afganistán es un triste ejemplo de ello.
Afganistán, luego de la ocupación soviética entró a una brutal guerra civil hasta que a mediados de los noventa, los talibanes prometieron poner fin a la violencia. Los afganos aceptaron la promesa sin imaginar que ello significaba la pérdida de sus libertades sociales, políticas y religiosas.
Los talibanes interpretaron la ley islámica y prohibieron la educación a la mujer y a las niñas. No se les permitía trabajar fuera de casa ( salvo en contados casos de profesionales de la salud ). Debían salir siempre acompañadas de un varón y cubiertas por una burka ( velo que cubre desde la cabeza hasta los pies ).Se les prohibió toda forma de entretenimiento fuera del hogar,, inclusive la celebración festiva de bodas. A pesar de ello, algunas mujeres se las ingeniaron para implementar escuelas clandestinas y así poder educar a sus familiares y miembros de su comunidad.
Hoy en día no concebimos la vida sin plasmar en una fotografía cada uno de nuestros acontecimientos importantes. Sin embargo, los talibanes, prohibieron tomar fotografías de tal modo que mostrar al mundo la cruda realidad de las mujeres en Afganistán era sumamente peligroso.
Escenas de flagelaciones y ejecuciones públicas por lapidación de mujeres, eran frecuentes en plazas y estadios o recibir palizas en la calle, muchas veces sin ningún motivo, Las mujeres viudas, impedidas de trabajar, sólo le quedaba optar por la mendicidad.
Luego del atentado en USA del 11 de septiembre del 2,001 los talibanes cayeron y ello significó el florecimiento de las mujeres. Destacaron en el ambiente académico, político, judicial y en el arte y las comunicaciones. Sin embargo, en los últimos días, luego del paulatino retiro de las fuerzas estadounidenses, han abierto las cárceles y han vuelto a relegar a las mujeres y niños a sus casas.
Hoy, no puedo dejar de imaginar, mientras veo o leo las noticias, la desesperación de los jóvenes y de las mujeres afganas huyendo entre balas, particularmente aquellas que ostentaron cargos importantes en estos últimos veinte años. Las escenas de hombres, mujeres y niños tratando de subir a un avión exponiendo sus vidas no pueden ser vistas con indiferencia por el mundo y deben ser aprovechadas en nuestro hogares para hacer docencia en valores que deben ser cultivados desde la niñez.. La libertad es un bien invaluable, es un derecho fundamental de las personas y ningún gobierno puede ni debe limitarla porque es parte de la naturaleza de los seres humanos. Regular el abuso, es otro tema.
Sin embargo, las afganas de hoy, son diferentes a las de hace dos décadas. Ellas se educaron, estudiaron, destacaron como políticas y profesionales y sobretodo, probaron y gozaron de la libertad y siento que eso las hará rebelarse aún exponiendo sus vidas. Por eso, tengo fe que mejores tiempos vendrán y que los talibanes tendrán que entender que garantizar a las mujeres sus libertades, es una forma de invertir en una alianza estratégica para la economía del hogar, así también como para el mejoramiento de la educación de los hijos y la realización de mejores ciudadanos.
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