Hombre y Guerra

 Hoy decido hacer un alto en mis acostumbradas publicaciones políticas para no atormentar a mis amables lectores pues resulta evidente que los avatares constantes en la política peruana y por qué no, latinoamericana, nos han llevado a un fenómeno social que se conoce como la "Desesperanza Aprendida", la cual no es otra cosa que un sentimiento de desánimo y fatalismo respecto a la solución de los graves problemas que nos aquejan a los peruanos como grupo social.. La gente se cansó y no tiene tiempo para quejas. Hoy, la mayor parte de los peruanos, están centrados en cómo resolver las necesidades de su día a día.

Lamentablemente, el tema de hoy, tampoco resulta muy esperanzador. Sin embargo, trataré desde mi punto de vista, como estudiosa del hombre y su cultura, esbozar una explicación a un hecho que conmueve al mundo permanentemente: Las Guerras , tomando como punto de partida el enfrentamiento entre Israel y Hamas. Tema al que resulta imposible mantenerse al margen por la cuantiosa información en las redes y ante el cual tenemos a una gran parte de la población en actitud de oración pidiendo el fin de las guerras y el reinado de la paz. ¿ Será eso posible ?...veremos...

Para dar una respuesta es necesario debemos analizar al hombre como parte de la naturaleza y sus intrincados mecanismos para sobrevivir uno de los cuales, las guerras representan su máximo exponente. Este es un tema que para el común de las personas resultará tal vez hasta un poco crudo pero, la ciencia es así. En la naturaleza no hay ni bueno ni malo. Simplemente, es como es.

En nuestros día, el avance de los conocimientos y la tecnología ha llevado al hombre a desprenderse de sus orígenes y de su misión en el planeta autopercibiéndose como un ser superior respecto al resto de los seres vivos con derecho al usufructo desmedido de los recursos y a la sobreexplotación de los hábitats. Por otro lado, tenemos a esta corriente de coaches asegurando a sus seguidores que los seres humanos estamos en esta vida para ser felices. Es más, proclaman que la felicidad es sólo una cuestión de actitud mental...así de sencillo.

No me gusta ser pincha globos, pero vayamos con la realidad científica. 

En la naturaleza existen tres grandes reinos: Mineral, Vegetal y Animal. Y, precisamente, en este último grupos se encuentra el hombre. No existe una cuarta clasificación donde se ubique al hombre como un grupo diferenciado. El hombre es un animal racional (?), social y político (de Polis, organiza su vida en torno a las ciudades). Siendo así, la principal misión de los seres humanos en el planeta (como todo ser vivo) es sobrevivir y perpetuar su especie. Por supuesto que de lograrse eso, ya se tienen buenas razones para estar felices.

África es considerada como la cuna de la humanidad. Allí aparecieron los primeros homínidos, hace por lo menos unos 25 millones de años, una de cuyas ramas, luego de un largo proceso evolutivo, dio lugar al Homo sapiens (el hombre actual). Estos sapiens en su necesidad de proveerse mayores recursos para su alimentación avanzan hacia otros continentes simultáneamente en un proceso de adaptación a nuevos medios. Van "conquistando", si vale el término, nuevos territorios.

Al llegar a Europa, los sapiens encuentran a los neardentales, originarios de Eurasia. Ambas especies de hombres convivieron por miles de años pero finalmente los neardentales se extinguieron ante la presencia del sapiens, dotado de un mayor desarrollo cerebral que les facultó la creación de una efectiva tecnología para cazar y una mejor organización social. La primera "guerra" -y tal vez la más larga- de la humanidad por asegurar territorios para asentarse y proveerse de alimentos se dio entre sapiens y neardentales.

Con el pasar de los años, las sociedades se complejizan, se crean instituciones, surgen líderes político-religiosos, asimismo, aparecen jerarquías sociales . Con el descubrimiento de la agricultura y la domesticación de animales se asegura el sustento de la población. Sin embargo, esta necesidad de asegurar el sustento es reemplazada por la necesidad o anisas del poder. Así, en diferentes partes del planeta se dan las llamadas guerras de conquista, que ya no buscan sólo asegurar sus necesidades alimentarias, sino someter a otras civilizaciones en busca de mayores riquezas e imponer su cultura: el hombre conoce la ambición.

La civilización humana se ha desarrollado en diferentes direcciones y tiempos. El hombre es un animal territorial y agresivo con lo que le resulta diferente (una de las razones del mal llamado racismo) muy marcado además por la impronta de las diferentes religiones. A más de 200 mil años de la aparición del Homo sapiens, las civilizaciones (léase países o coaliciones ) siguen guerreando por territorios que consideran propios. Allí tenemos el caso de Israel y Palestina, cada una con sus argumentos que consideran válidos. Sin embargo terminaré este blog con algunas reflexiones:

El hombre es una especie absolutamente globalista. Su presencia se da en todas las regiones habitables del planeta. Está permanentemente en movimiento (migrando) sea por seguridad, trabajo, estudios o, en general, para lograr mejores condiciones de vida. El hombre es un ciudadano del mundo. A lo largo de la historia del mundo han nacido y desaparecido diferentes civilizaciones, mayormente a causa de las guerras. Esta es la dinámica del desarrollo de las civilizaciones a nivel mundial. Las sociedades se comportan como seres vivos: nacen, crecen, llegan a su apogeo y mueren . Por tanto, si vemos nuestra historia universal en escala mayor, nos daremos cuenta que no existen en el mundo dueños absolutos de territorio alguno. Ni siquiera los grandes imperios son ajenos a esta dialéctica.

Finalmente, lo único que parece ser cierto es el dicho que afirma : "Lo que se pierde en una guerra, se recupera en otra ". Entonces, ¿ Las guerras son innatas a la naturaleza del hombre ?...aunque suene duro, pienso que sí.

JULIA SCHABAUER




Comentarios

  1. El movimiento migratorio en el Perú, es más notorio en Lima por ser la capital de la República, la cantidad de compatriotas de Ayacucho que tuvieron que migrar a Lima, por causa del terrorismo existente en esa región en los años 80 y parte de los 90. Lima está ocupada por una cantidad considerable de ayacuchanos y compatriotas del centro del País. Este movimiento migratorio ha sido forzado antropicamente, por intervención del ser humano mismo.

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