La ausencia del Estado : El caso del Callao

América Latina se enfrenta a una problemática creciente que involucra la ausencia del Estado (entiéndase gobierno), la pobreza y la expansión del crimen organizado. Actividades delictivas, como el narcotráfico y la minería ilegal se han mimetizado en sus instituciones tutelares de tal manera que luchar contra ellas es casi como luchar contra sí mismas: un imposible, lo estamos viendo especialmente en el Congreso, la PNP, el Poder Judicial y el Ministerio Público.

Las bandas criminales, centralizadas en sus inicios en México, Ecuador y Colombia, hoy se han infiltrado en medio centenar de países. Su modus operandi es el mismo: infiltrarse en el poder político para "legalizar" de alguna manera su quehacer delictivo, diversificar sus actividades delictivas, utilizar a menores de edad para cometer sus crímenes, controlar territorios en los que la violencia se termina normalizando y sembrar el miedo entre los ciudadanos como una forma de control y dominación.

A lo antes mencionado habría que añadir los miles de migrantes que han ingresado a los diferentes países sin mayor control migratorio. Así, junto con personas honorables, ingresaron también delincuentes de alto vuelo incluyendo al temido Tren de Aragua. Hoy esas bandas de delincuentes, en muchos casos, ya incluyen peruanos también aunque, también es cierto que en algunos lugares, tanto extranjeros como peruanos, constituyen bandas rivales que luchan entre sí para ejercer la hegemonía sobre un determinado territorio.

Uno de los principales deberes del Estado, sino el más importante, es brindar paz, orden y seguridad a sus ciudadanos. Sin estas condiciones, la vida en sociedad resultaría una anarquía. Sin seguridad no vendrán inversiones, por lo tanto no crecerá el empleo ni se reducirá la pobreza. Por tanto, el Estado no puede renunciar a su obligación de proteger a la población y a los bienes públicos y privados. El Estado es un garante de los derechos humanos y de la justicia social. La ausencia del Estado es sumamente peligrosa pues denota su  incapacidad para imponer la ley. El abandono por parte del Estado favorece la desigualdad y la injusticia. Ello conlleva a la apatía ciudadana y a la hostilidad contra el Estado.

La ausencia del Estado encarna demandas que es su obligación atender, caso contrario, el descontento podría traducirse en un desborde popular de dimensiones incalculables. Este es el peligroso escenario que se está configurando en el Perú a lo cual se añade que el gobierno de Dina Boluarte es percibido como ilegítimo y por consiguiente, incapaz de ejercer una gobernabilidad democrática lo cual ahonda aún más las dificultades de su gobierno para implantar el orden y la seguridad.

Así las cosas, el gobierno de Boluarte ha sido incapaz de contener la ola de crímenes que siguen en ascenso. Según Juan Carbajal, especialista en análisis de datos, Callao Cercado sigue siendo una de las zonas más golpeadas por la violencia. Con 157 denuncias en 2024 continúa siendo el lugar con más homicidios de la Provincia Constitucional y lamentablemente, las cifras siguen en ascenso con el inminente peligro de que se llegue a un punto de quiebre cuyos indicios ya podemos observar en diferentes videos que circulan en las redes donde grupos de chalacos, probablemente ligados al mundo del hampa, han jurado venganza por las recientes muertes de choferes de transporte público en el Callao y otros.

La incapacidad de las autoridades, en todos los niveles, para pacificar al Callao está llevando a los chalacos a la desesperación al no poder trasladarse con seguridad, no poder caminar con tranquilidad ni mucho menos trabajar por temor a ser presa de la extorsión. Tal es la frustración que se siente, que el accionar de diferentes grupos de chalacos que se han presentado como los justicieros del Callao ha sido recibido con beneplácito por la población, tal como se puede observar en numeroso comentarios en las redes. Lo que algunos lo toman como broma, en realidad es un terrible drama que vivimos los chalacos que, al paso que vamos, terminaremos viviendo entre dos fuegos donde cualquiera puede resultar siendo una víctima inocente.

JULIA SCHABAUER