Me enamoré de ti mientras mentías
Si hay una mala práctica del común de los políticos que me molesta, es la de entregar dádivas indignas a los electores y atiborrarlos de promesas carentes de toda seriedad hechas al gusto del cliente y sobretodo de sus necesidades. ¿ Qué necesitas ?, perfecto, eso te daré ! Sí, como no ! en cuanto salga elegido, todas sus promesas se las llevará el viento. Pero la gente cree y a pesar que les mienten y ya les han mentido antes, les vuelven a creer. Por eso me pareció tan pertinente el nombre de la novela de Moruena Estrínga, " Me enamoré de ti mientras mentías ", para titular este blog, usando una analogía sarcástica por supuesto.
Tanto ha calado esta mala costumbre en la mente de los electores peruanos, particularmente en los chalacos y cuando digo chalacos, me refiero a todos sus distritos también, que ellos ya no pueden disociar el concepto de "apoyar" sin "recibir" como ya los vamos viendo. Desde pollos hasta huevos son recibidos con alegría por los incautos ciudadanos, como si gobernar una ciudad de tratara de repartir mendrugos. Pero la repartija es a todo nivel. Hay candidatos que ya están negociando hasta las gerencias a cambio del famoso "apoyo". Claro no interesa si está facultado o no para el cargo, son cargos de "confianza"Y apodemos imaginarnos de qué tipo.
Lamentablemente, el voto se ha convertido en una pieza de trueque que ya empieza a negociarse. Sin embargo, los políticos decentes tenemos la obligación de hacer docencia y dar el ejemplo para revertir esta situación. Los ciudadanos deben entender y este es un mensaje para todos mis vecinos punteños, que un candidato responsable no puede comprometerse a ayudar a sus vecinos ofreciéndoles un puesto de trabajo en caso de resultar ganador, a cambio de apoyo para su campaña y votar por él , por supuesto. Esta es la dádiva más perniciosas diría yo.
En La Punta, de algo más de 200 empleados municipales, en total, se pasó a cerca de 600, hace más de una década. Lamentablemente, autoridades pasadas entendieron que ayudar al vecino era crearle un puesto de trabajo, aumentando irresponsablemente la burocracia y con ello la ineficiencia, dado que mayormente se trataba de personas sin la debida calificación y experiencia.
Seguir por este camino es una conducta suicida para un Gobierno Local, pues no habrá Municipalidad que pueda dar cabida a la totalidad de sus vecinos que le demanden una oportunidad laboral y en todo caso, por qué a unos sí y a otros, no. Lo correcto es que, desde el Gobierno Local se creen iniciativas de desarrollo en el distrito, teniendo en cuenta, las potencialidades del mismo, sus necesidades, el perfil de los participantes y la disponibilidad de materiales y recursos del territorio.
No negociemos puestos de trabajo en la Municipalidad. Más bien, pidamos o exijamos al Gobierno Local que se propicien las oportunidades, que se ofrezcan asesorías y capacitaciones. Que se otorguen becas a los estudiantes destacados del distrito y sobretodo, que se invierta en mejorar nuestra infraestructura educativa, los recursos pedagógicos y la capacitación para los maestros porque la educación es la principal herramienta para salir de la pobreza y para lograr nuestra superación.
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