Radiografía de una crisis


El aislamiento social, nos afecta a todos y a cada quién de manera diferente. Las redes sociales, hoy más activas que nunca, nos ayudan a acercarnos con nuestros seres queridos y a interactuar con los miembros de nuestra comunidad para compartir opiniones, propuestas, para mantenernos informados o simplemente para sentir que no estamos solos.

En estos días de confinamiento obligado, tenemos mucho tiempo para observar y meditar sobre las diferentes formas de reacciones y comportamientos de los seres humanos ante una crisis como la que nos impacta actualmente. Un caso especial es, como siempre, el de los malos políticos que no pierden la oportunidad para promocionarse aprovechando el hambre, la necesidad y la ignorancia de las personas. No hay día que no veamos fotos o videos de estos señores, entregando ayuda humanitaria. En mi opinión personal, de muy mal gusto. La verdadera ayuda desinteresada se hace en perfil bajo, sin una parafernalia de marketing bien calculada. Pero más penoso aún es leer los comentarios de los asistidos agradeciendo a estos "semi-dioses" o nuevos héroes que les entregaron "su bolsita". Qué fácil es sentirse poderoso entre la gente humilde. Hemos visto hasta el caso de un congresista entregando bolsas de víveres con su nombre en cada una de ellas, al mejor estilo de una campaña electoral. Asimismo vemos autoridades paseándose en tanquetas durante el toque de queda para tratar de impactar visualmente entre la población y trasmitir un mensaje subliminal :" Yo, te estoy cuidando". No, las autoridades, no están para "poses", están para trabajar coordinadamente en las acciones que conlleven a superar esta nueva crisis, tema para el cual, por cierto, no estabámos lo suficientemente preparados.

Otros políticos jóvenes, aspirantes a ser autoridad algún día, parecen haber descubierto la pólvora y se exhiben transitando, temerariamente y contraviniendo las normas de aislamiento por cierto, por las zonas más pobres de nuestra ciudad y se indignan por las condiciones en que vive un gran sector de nuestra población. Señores, antes de pretender ser autoridad, hay que caminar por el Perú profundo y las zonas marginales, sólo así podremos tener una visión macro de los graves problemas que afectan a nuestra patria y dejar de ser meros teóricos. Durante los años que dediqué al trabajo de campo en investigaciones arqueológicas, tanto en comunidades rurales altoandinas, como en los sectores urbano-marginales, pude ver desde niños muy pequeños cargando ladrillos de arcilla cruda para ser horneados hasta comunidades enteras en las alturas de los andes cuyo único alimento diario era la papa, en los mejores, casos combinadas con ají. Esta semiconvivencia con estos sectores no sólo me permitió conocer sus dolorosas realidades, sino también desarrollar una importante sensibilidad social que con el tiempo se convertiría en una vocación de servicio a través de la participación en la política.

Otro de los aspectos que se puede observar, particularmente a través de la lectura en las redes, es la gran confrontación entre quienes, por lo menos de alguna manera, están de acuerdo con las medidas tomadas por el gobierno ante la crisis de la pandemia y los que no lo están y se dedican a escribir comentarios, con contenido político de fondo, que lejos de ayudar, contribuyen al malestar y desasosiego de la población, que ya es bastante por cierto. Hoy, es tiempo de sumar. Sino podemos hacerlo en acciones, por lo menos hagámoslo enviando mensajes positivos, de esperanza ,o proponiendo soluciones. Las personas, hoy en día, no sólo están siendo afectadas en sus actividades rutinarias y económicas, también hay una evidente afectación psicológica, en diferentes niveles que se pueden inferir a partir de los diálogos en las redes sociales como: alteraciones en el sueño, ansiedad, depresión, miedo, soledad, aburrimiento, desesperanza, cambios en el apetito, etc

Por otro lado, a nivel social, se puede notar cambios en las actitudes de la gente para enfrentar esta difícil realidad. Las personas están dejando de centrarse en el individuo, en el YO, para dar mayor importancia al grupo, a su comunidad. Se aprecia un creciente sentimiento de solidaridad, que debe ser aprovechada por padres y maestros, para dar una lección de vida a los niños y a los jóvenes, tan carentes hoy en día de valores y buenos referentes. Se percibe también, un aumento de la espiritualidad y no me refiero necesariamente a la religión, aclaro. Hay un replanteamiento de los estilos de vida, de objetivos, de prioridades. La humanidad está haciendo un exámen de conciencia.

No sabemos a ciencia cierta cuánto más demoraremos en superar esta crisis pero, lo que sí es cierto, es que a cada uno de nosotros nos dejará una gran lección para ser mejores personas, por lo menos, eso debería ser. También deberá quedar muy claro, que la principal obligación de todo gobierno, es proveer a los ciudadanos de todo aquello que resulte indispensable para una vida digna: salud, alimentación, vivienda, educación, seguridad y la garantía de recibir una pensión digna que le asista al final de la vida. Allí debe centrarse el mayor esfuerzo y presupuestos para que futuras situaciones de emergencia no nos tome desprevenidos. Todo ello, acompañado siempre del criterio de la prevención. "Guardar pan para mayo"  más que un simple refrán, es una verdad absoluta. Los que prefirieron ahorrar, antes que gastar compulsivamente, lo saben bien.

Termino mi presente blog con un pensamiento del sociólogo Ulrich Beck :

" La conciencia de la fragilidad humana será memoria de las nuevas generaciones ".






Comentarios

  1. Lamentablemente, la politiquería, esa práctica ruin y mezquina es la que predomina en gran parte de los políticos actuales. Recientemente lo hemos visto en el Callao, con motivo de la entrega de canastas de apoyo que brinda el gobierno nacional a los sectores más necesitados de la población.
    El alcalde, Pedro López, fungiendo de “buen samaritano” y cámaras de por medio, entregó los alimentos personalmente aprovechando la crisis para levantar su alicaída imagen y encubrir su manifiesta incompetencia en la conducción del destino de la comuna chalaca. Pero le falló el oportunismo y tuvo que salir huyendo de Puerto Nuevo en medio del escándalo.
    Es cierto también que la pandemia ha desenmascarado el aterrador grado de pobreza que existe en el país, expresado con crudeza en los múltiples reportajes que realizan los medios de comunicación, evidenciando que el pregonado crecimiento económico del que se ufanaron ciertos grupos de poder, solo ha enriquecido a muy pocos y ha desgraciado a millones de peruanos.
    La anemia, tuberculosis, la falta de agua y desagüe, la carencia de atención médica idónea, la escasez de infraestructura hospitalaria, así como la ausencia de equipamiento, tecnología y los pocos especialistas que existen en la lejanía del ande y la selva, obligan que muchos pacientes empobrecidos y con gran sacrificio vengan a Lima en busca de salud.

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