Fiestas Patrias en Cuidados Intensivos




Julio, mes de la Patria. Homenajes, desfiles y celebraciones suspendidas. Nuestra gran Fiesta Nacional también tendrá que adptarse a la “nueva realidad”. Las alegres reuniones tendrán que dar paso a tiempos de reflexión y al pensamiento crítico.
Estamos a sólo un año de celebrar el Bicentenario de nuestra independencia. Doscientos años, parece mucho tiempo, pero es apenas un pestañeo si consideramos que la presencia del hombre en el Perú tiene una antigüedad de por lo menos 14 mil años, de los cuales, menos del 2 % corresponde a nuestra historia republicana.
Somos, sin duda, una Nación en formación, y lo digo de la menjor manera, sin el pesimismo del reconocido periodista César Hildebrandt quien sostiene que somos una Nación inconclusa, fallida. Somos una Nación jóven en busca de su propia identidad y para ello requiere de referentes que nos conviertan en una comunidad histórica con intereses comunes.
El territorio peruano se ubica sobre un hecho geográfico que abarca todo nuestro territorio y éste, es la Cordillera de los Andes. Somos un país Andino, somos un pueblo Andino y ése debe ser un primer punto de partida que nos integre a pesar de nuestras diferencia culturales y geográficas.
En nuestros 199 años de vida independiente hemos pasado, desde una etapa de transición del régimen colonial hasta una república que arrastra los mismos problemas desde su fundación: corrupción e impunidad política y una Democracia débil por falta de virtudes cívicas, de ideales comunesy de una visión de un país libre. Somos independientes, más no libres. Un país que elige y re-elige a corruptos, no es un país libre aunque tenga elecciones y cambie de gobiernos, pues esa mentalidad tolerante y permisiva con el abuso y la injusticia que sólo beneficia a los que están en el poder sin importar el pejuicio del resto,  nos hará siempre  esclavos  de nuestras malas decisiones.
Estamos ya en cuenta regresiva a nuestro Bicentenario Nacional y muchos años han pasado desde que en el segundo gobierno de Alan García se elaboró un extenso y ambicioso Plan Bicentenario con miras al Perú del siglo XXI donde se proyectaba un país del Primer Mundo y, en efecto, en la parte económica nos fue muy bien, con más de veinte años de crecimiento sostenido, hoy interrumpido por la crisis del C-19 que ha lanzado nuestro PBI a negativo con los graves efectos que ello conlleva. Sin embargo, ese importante crecimiento no significó un mayor desarrollo social. La desigualdad y la pobreza continuaron y ambas recrudecieron como consecuencia de la crisis sanitaria. Lo mismo en el ámbito de las Instituciones Políticas. Los Partidos Políticos actualmente, salvo dos o tres, no responden a ideologías. Como siempre, consisten en clubes de amigos con fundadores-propietarios  que responden a intereses de grupos, no al bien común.
Hay mucho trabajo por hacer. El futuro de nuestra Nación, está en nuestras manos, sobretodo de los jóvenes. Por ello, democratizar y mejorar el servicio educativo y la calidad de los maestros es una tarea impostergable. Dejemos de una vez esa mentalidad heredada de un colonialismo de explotación cuyas costumbres y moral aún están en nuestra sociedad y por la cual se favorece a unos pocos a costa de muchos y construyamos una nueva clase política con persona decentes y amor al servicio para construir una Patria grande.
Termino recordando un valioso pensamiento de Benjamín Franklin : “Solamente los pueblos con moral y virtudes son capaces de vivir en libertad; cuánto más vicioosa y corrupta es una sociedad , tanto más necesita de amos”.

 



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