No sé por quién votar...
"No sé por quién votar, no soy ni izquierdista ni fujimorista", es un comentario que se escucha muy a menudo, sin embargo, debemos elegir una opción y ésta debe ser pensada en función del país y no de los intereses de un grupo. Votar en blanco o viciado podría ser una salida cómoda para nuestra conciencia , sin embargo, a mi parecer no es lo correcto, es más bien un "lavarse las manos". Se dice que el voto en blanco es un voto de protesta pero en la práctica, sólo da ventaja al que va primero en el proceso.
Salir de esta pandemia y recuperar los niveles de la economía pre-covid 19 constituyen sin duda metas ambiciosas cuyo cumplimiento requerirá de un compromiso firme, tanto del nuevo gobierno como de todas las fuerzas políticas.
Lamentablemente, los resultados de la primera vuelta nos han colocado en una encrucijada que ha polarizado a la ciudadanía con la consecuencia de los lamentables e inútiles enfrentamientos que se pueden observar en las redes sociales cada día. Los defensores de Keiko se gastan "vendiendo hielo a Alaska" publicando en Fb u otras redes comentarios en favor de su candidata, cuando en realidad su propaganda debería estar dirigida a los sectores bajos, especialmente de las zonas rural y marginal y de las provincias, sobretodo del centro y sur del país. Por su parte, los seguidores de Castillo acusan a quienes votarán por Keiko de estar del lado de la corrupción, tema trillado por demás.
Cuando me preguntan por quién votaré, más que decir mi opción, prefiero reflexionar sobre cuál es el tipo de gobierno que conviene al Perú según las opciones que tenemos: por un lado a Pedro Castillo con un discurso marxista y, por el otro lado, a Keiko Fujimori con una posición de una derecha conservadora.
Entonces veamos qué propone cada uno de ellos a grandes rasgos.
Castillo propone:
-Fin del hambre ( ¿ Cómo lo hará ?)
-Nueva política agraria (¿ En qué consiste?)
- Modificar la distribución del presupuesto a nivel nacional (habría que replantear primero la fracasada regionalización y luego dar asesoría y capacitación a los funcionarios para optimizar la gestión)
-Fin de los sueldos dorados (eso no le hace ni cosquillas al presupuesto nacional)
- Los problemas de Educación y Salud los soluciona sólo con inyectarles más dinero. Sobre la pandemia no menciona nada.
-Nueva Constitución ( considero más bien reformarla en los puntos que sean necesarios)
-Estatizar y nacionalizar sectores estratégicos. Eso, ya se ha probado aquí y en otros países del mundo, sin éxito. Lo que se ganará con esta propuesta es que aumente la prima de riesgos para invertir en el Perú, eso significa menos inversión.
Keiko ofrece:
-Implementar Centros de Salud interconectados de atención primaria y optimizar la detección, aislamiento y seguimiento de los contagios por la covid-19. Esa es la estrategia que los profesionales serios de salud demandaron al gobierno desde un inicio de la pandemia.
- Crecimiento del PBI (sin eso no hay reparto)
- Apoyar el emprendimiento y la formalización de la mypes. Si se quieren recuperar los puestos de trabajo y dar empleo decente, como dice Castillo pero que no dice cómo, esto es lo que hay que hacer.
-Viviendas sociales. Una realidad que desnudó la pandemia fue la forma inhumana en que viven numerosas familias: en zonas vulnerables o de difícil acceso y sin servicios básicos. Tener una vivienda decente es un sacrificio, aún para la empeñosa clase media.
-Mejorar la infraestructura y la calidad educativa. Nada mejor que la pandemia para exponer las grandes deficiencias en nuestra población respecto a instrucción y educación.
- Armonizar el sector minero, agrícola y ambiental. Esto es correcto y necesario. La minería y la agricultura deben ser aliados estratégicos. La minería requiere menor mano de obra y además debe ser calificada, pero la agricultura da empleo masivo y poco calificado. Ambos comparten los mismos espacios geográficos por ello es muy importante que mantengan una relación armoniosa. El apoyo financiero de la minería para emprendimientos agrarios es fundamental, así como para las necesarias capacitaciones.
No soy ni he sido nunca fujimorista. Sostengo que las investigaciones sobre Keiko y su entorno deberán continuar y aplicarse las sanciones en caso de encontrarse culpables, pero ante la disyuntiva en que estamos, pienso que tiene un Plan de gobierno realista y coherente. En pleno siglo XXI no puedo aceptar una doctrina obsoleta del siglo XIX que propone un Estado controlador de la economía. Lo correcto, a mi entender, es un Estado que garantice buenas reglas de competencia y que la riqueza, fruto del crecimiento económico, beneficie a todos los ciudadanos y evite los excesos de los privilegios y abusos. Tampoco puedo aceptar un gobierno que pretenda eliminar de un plumazo las instituciones, como el tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo. La institucionalidad contribuye a dar los cambios necesarios en un sistema cuando éste falla.
Finalmente, los modelos pueden ser mixtos, la clave es la racionalidad con que se manejen las empresas. Para gobernar bien es necesarios tener en cuenta los siguientes principios: ser sensible en lo social, racional en lo político pragmático en lo económico, en ese orden
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