Paralizar o laborar: cuando la necesidad supera al miedo
La sensación de inseguridad en la población a nivel nacional se incrementó a 86.1 % en el presente año según datos recientes del INEI y todo parece indicar que este porcentaje irá en aumento. Muchos atribuyen el incremento de la criminalidad a la gran inmigración de ciudadanos venezolanos ( 1.66 millones hasta el momento). Sin embargo, no he podido hallar estudios serios que sustenten una relación cuantitativa entre ambos fenómenos. Los estudiosos del tema señalan la mala calidad de los datos disponibles, supongo, a falta de una metodología adecuada.
Como sea, para el común de los ciudadanos, el aumento del sicariato ( brazo armado de la extorsión ) y otros crímenes mayores, se debe al haberse permitido una inmigración masiva de venezolanos sin ningún filtro ni documentación. Se afirma incluso que hay un estilo de criminalidad entre los delincuentes venezolanos que se caracteriza por crueldad extrema, sin considerar mujeres y menores entre sus víctimas en los ajusticiamientos. Suelen cometer sus crímenes en motos lineales, cubriendo sus rostros totalmente con el uso de cascos, razón por la cual debería prohibirse que vayan dos personas en este tipo de vehículos así como el uso de cascos que impidan ver el rostro.
También es importante señalar que el accionar de las bandas criminales, en las que ya es frecuente la integración con peruanos, se da con mayor intensidad en determinadas regiones del Perú, entre ellas, el Callao, donde hace pocos días hemos visto el asesinato a sangre fría de cuatro personas en el interior de una combi y que fue la gota que rebalsó el vaso de la indignación entre los chalacos y los transportistas en general.
Así las cosas, un sector de transportistas y otros gremios acordaron una paralización en protesta por el alarmante aumento de las extorsiones a todo tipo de ciudadanos, incluyendo a los de barrios pobres, sin una respuesta contundente por parte del Ejecutivo y el Congreso. Ante la gravedad de los hechos al gobierno no le quedó otra opción que declarar en emergencia a catorce distritos limeños y Ventanilla, en el Callao, cosa que por cierto la población la ve como una medida insuficiente sino va acompañada de una debida estrategia y dotación de mayores recursos a la Policía Nacional. Por supuesto, tienen razón, ejemplos sobran de lugares en los que el estado de emergencia no ha servido para nada, como lo fue hace algún tiempo en el Callao.
Lo que llama la atención es que, a pesar de lo complicado de la situación de inseguridad que se vive en estos días, el paro no tuvo la contundencia que se esperaba y mucha gente se las ingenió para llegar a sus centros de trabajo, hasta caminando. Muchos ya critican la falta de unidad ante un problema social que afecta a todos, sin embargo el tema no me parece así de simple. Es obvio que la precaria situación económica de las mayorías no les permite darse "el lujo" de dejar de laborar ni un sólo día.
Y es que en el Perú, casi 10 millones de personas viven en situación de pobreza y, en el Callao según el último Reporte Regional de Indicadores Sociales, un 34.2 % son pobres y un 31.4 % viven en situación de vulnerabilidad a la pobreza. Entonces, ante esta realidad, no es difícil comprender que para la mayoría de las personas, el miedo al hambre sea mayor que el miedo de perder sus vidas pues como vemos, el sólo hecho de utilizar un transporte público puede resultar como entrar al juego de la ruleta rusa.
¿ Qué hacer entonces ?
Sin ser especialista ni mucho menos, sólo por sentido común, a corto plazo se requiere una estrategia unificada entre Fuerza Armada y la Policía Nacional en la que se priorice el empoderamiento de las unidades de Inteligencia y se asignen los recursos requeridos. Asimismo, el Congreso debe hacer lo suyo en el ámbito de las leyes y reorganización urgente del Poder Judicial y Ministerio Público dadas las escandalosas y numerosas liberaciones de ranqueados delincuentes. Igualmente, resulta necesario la implementación de mayores cárceles de alta seguridad. Las leyes de poco sirven si las penas no son ejecutadas como debe ser.
Finalmente, en el caso del Callao, urge un trabajo en el ámbito educativo, no sólo a nivel de los jóvenes sino también y de manera urgente en el ámbito familiar. Las numerosas familias disfuncionales existentes en nuestra provincia son el origen de la delincuencia juvenil. Muchos niños y adolescentes sufren de abandono o maltrato por parte de sus padres siendo presa fácil de los delincuentes que desde temprana edad los adiestran en el uso de las armas para utilizarlos en sus fechorías El abandono familiar sumado a malos servicios de salud y educación conlleva a una vida de carencias de todo tipo que afectan no sólo la salud física sino también la mental, tan poco atendida por nuestros sistemas de salud. Trabajar en lograr un perfil de ciudadanos sanos y capacitados para trabajar debe ser una prioridad a largo plazo de las autoridades chalacas.
JULIA SCHABAUER
YA SE REVALSO LA INSEGURIDAD DE LA VIDA ...ESTE CONGRESO SE HACE DE LA VISTA GORDA 🤦🏻 LAS AUTORIDADES ( POLICIAS) SOLO ACATAN ORDENES DE ARRIBA Y LES VALE MADRE LA VIDA DEL PERUANO 😡 .
ResponderEliminarCierto hay muchas cosas que se tiene que corregir y nuestras autoridades, sean locales y provinciales no están en ellos más por el contrario sólo buscan sus beneficios, qué en nada ayuda a la población porteña.
ResponderEliminarEstimada Julia, el problema viene de arriba de las altas esferas del poder. Siguiendo tu ejemplo, todo el Perú es una gran familia disfuncional. Si los de arriba son los primeros que delinquen y se autoprotejen con leyes que podemos esperar.
ResponderEliminarFelicitaciones, excelente artículo.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo Julia
Muchas gracias por sus valiosos comentarios.
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